domingo, 27 de marzo de 2011

Bebidas como el vino y el sake aumentan superconductividad



Hallazgo. El vino resultó un buen detonador de la superconductividad.

Las bebidas alcohólicas tienen una utilidad científica que nadie sospechaba: aumentan la velocidad con la cual viaja la electricidad en algunos metales. Científicos japoneses del Instituto Nacional de Ciencias de Materiales descubrieron que si sumergían 24 horas en vino tinto o en sake un metal compuesto con hierro, telurio y azufre, lograba incrementar la velocidad con la que viajan por ese metal los electrones y no tienen resistencia.

Una de las dificultades para facilitar que la electricidad viaje con alta velocidad a través de los metales es un fenómeno físico llamado "orden magnético", que funciona como un freno a los electrones. Este freno físico se elimina sumergiendo los metales en vino o sake, esta última es la bebida alcohólica tradicional de Japón, extraída del arroz.

Aunque se hicieron pruebas con whisky y cerveza, no se observaron los mismos resultados, pero sí se incrementó la superconductividad cuando fueron inmersas en otra bebida alcohólica japonesa llamada shochu.

PROCESO. El profesor Yoshihiki Takano, líder del grupo de Nano Materiales del Instituto Nacional de Ciencias de Materiales de Japón, explicó que "hasta ahora sabíamos que los compuestos basados en hierro se pueden volver superconductores si se les deja en contacto con el aire durante muchos meses, pero este proceso no es práctico porque el periodo de tiempo es demasiado largo".

"En este experimento sólo necesitamos un día para alcanzar los mismos niveles de superconductividad", añadió.

La superconductividad es la capacidad de algunos materiales para conducir corriente eléctrica sin resistencia y pérdida de energía en determinadas condiciones. Existen muchos materiales que tienen la capacidad de ser superconductores; algunos son elementos simples como el estaño y el aluminio, otros son aleaciones metálicas enriquecidas con otro tipo de minerales.

En la investigación japonesa se utilizaron diferentes aleaciones que tienen como base el hierro, y la gran novedad es que, anteriormente, se necesitaba un proceso de varios meses para hacerlos superconductores y con la inmersión en algunos tipos de alcohol, este proceso ocurre en un solo día.

Estos materiales sirven para construir instrumentos tan sofisticados como los teléfonos celulares, las máquinas de resonancia magnética, los transmisores de microondas y los aceleradores de partículas.  Debido a la variedad de aplicaciones tecnológicas que tienen los materiales superconductores, se ha hecho una muy extensa búsqueda y combinación de nuevos materiales para encontrar materias primas más efectivas y baratas.

El estudio incluyó a seis bebidas alcohólicas, algunas fermentadas y otras destiladas: Vino tinto y blanco, cerveza, whisky, sake y shochu. En cada una de ellas se sumergió el material con base en hierro, durante 24 horas a 70 grados centígrados, y después de midieron sus propiedades.

Entre las seis bebidas, el vino tinto demostró tener las mejores propiedades de  superconductividad, incluso por encima del vino blanco y de otras bebidas con la misma concentración de alcohol. Este dato sugiere que el incremento en la capacidad de superconducción no proviene del alcohol, sino de algún otro componente presente en esa bebida.

Casi todos los materiales basados en hierro experimentan un proceso llamado orden magnético, en el que las moléculas se alinean en un patrón regular. Para alcanzar la superconductividad, ese orden magnético debe ser suprimido. Los investigadores japoneses sospechan que cuando los metales entran en contacto con el alcohol, algunas moléculas de esas bebidas sustituyen o reacomodan las moléculas de la aleación.

El mecanismo detallado de este cambio no pudo ser explicado en este primer experimento, pero lo que se supone que la inmersión en alcohol es algo así como una inserción de partículas cargadas con electricidad.

Jose E. Guerrero C
CAF
Seccion 1
Fuente: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=564960